La llegada del Motorola Razr 2019 generó mucha expectación, pero al tratarse de uno de los primeros smartphones flexibles del mercado estuvo acompañado de todos los problemas inherentes a este tipo de terminales. No es culpa de los fabricantes, es un tema que deriva de las propias limitaciones que presentan los componentes que están disponibles actualmente.
Por ejemplo, las pantallas flexibles se acompañan de protectores plásticos porque no existe todavía un tipo de cristal flexible que pueda ser integrado en este tipo de terminales. A esto se unen otros puntos importantes, como por ejemplo la vida útil de la bisagra y de la propia pantalla tras un uso continuado.
Justo ayer vimos que el Motorola Razr 2019 es prácticamente imposible de reparar, ¿pero qué vida útil tiene? Esto es fundamental para determinar si esa casi nula capacidad de reparación puede acabar siendo un problema a corto plazo o si, por el contrario, podremos estar tranquilos durante un tiempo considerable.
Las pruebas que ha realizado Cnet confirman que sí es un problema. Para poner un poco de contexto hay que recordar que el Galaxy Fold fue sometido a la misma prueba y resistió unos 120.000 pliegues. Por contra el Motorola Razr 2019 apenas ha conseguido aguantar hasta los 27.000 pliegues. Una vez alcanzada dicha cifra ha mostrado signos de deterioro y el sistema de cierre no funcionaba correctamente.
Si comparamos ambos valores vemos que el Motorola Razr 2019 tiene una resistencia mucho menor a los pliegues que el Galaxy Fold. En un uso diario una persona que abra y cierre su Motorola Razr 2019 unas 80 veces al día podría empezar a tener problemas en menos de un año. A esto habría que añadir otros aspectos que no se incluyen en esta prueba, como los efectos adversos de la suciedad acumulada y los toques en la pantalla.