Final Fantasy VII Remake Intergrade no es un juego exigente en su versión para PC. Su rendimiento es bueno incluso con hardware de hace varios años, pero este título presenta problemas importantes que pueden afectar gravemente a la experiencia del jugador.
Los más importantes de esos problemas son el stuttering y la sincronización de fotogramas, que hacen que la experiencia de juego no sea realmente fluida ni siquiera a 120 FPS. Para solucionar estos problemas, es necesario hacer que el juego funcione en modo DirectX 11 y añadir DXVK async, un contenedor de Vulkan que permite que funcionen los sombreadores asincrónicos.
El proceso no es demasiado complicado para un usuario con un mínimo de experiencia. Tenemos que hacer que el juego funcione en DirectX 11, y la manera más fácil es añadir "-dx11" (sin comillas) en las opciones de lanzamiento del juego (en el launcher de la Epic Games Store). Hecho esto, tenemos que descargar el DXVK, y copiamos los archivos d3d11.dll y dxgi.dll del directorio x64 a "Final Fantasy VII Remake -> End -> Binaries -> Win64".
Final Fantasy VII Remake Intergrade para PC es, a pesar de que sus exigencias de hardware no son altas, una de las peores adaptaciones de consola a PC, y una muestra de que pagar 80 euros por un juego no es ninguna garantía de que este vaya a estar bien terminado, y adaptado, a dicha plataforma.
Como juego, es decir, por jugabilidad, historia y fidelidad al original, este remake es una maravilla, pero la adaptación a PC podría haber dado mucho más de sí. Square Enix se ha limitado a ir a lo fácil, y prácticamente ha trasladado directamente la versión de PS5 a dicha plataforma.
