Apple es una de las compañías que más decisiones arriesgadas ha tomado en el sector smartphone. Puede que no fuese la primera en todo, y que tampoco haya conseguido todas las medallas a la innovación que sus mayores fans le han "colgado", pero hay que reconocer que también ha hecho algunas cosas bien, y que ha adoptado iniciativas valientes.
Por ejemplo, cuando todo el mundo quería procesadores de cuatro, seis u ocho núcleos, Apple demostró que el SoC Apple A7 de 64 bits con CPU de dos núcleos no tenía nada que envidiarles, y que era una solución más atractiva. Esto impulsó la estandarización de los 64 bits.
Apple también apostó por el reconocimiento facial en 3D, un movimiento que ha sido más cuestionado, y que desde luego le ha complicado bastante las cosas en los últimos años, sobre todo en materia de diseño, porque Apple no puede adoptar directamente un acabado todo pantalla como han hecho Samsung, Huawei y otras compañías, ya que tiene que integrar el conjunto de elementos que integran Face ID en la muesca superior, y esta, de momento, no puede desaparecer. Sin muesca, no habría Face ID.
Según las últimas informaciones, Apple tiene, como objetivo principal integrar todo el conjunto de elementos que integran Face ID bajo la pantalla, y quiere complementarlo con Touch ID, una interfaz que la propia Apple descartó parcialmente en su momento. Parece que el primer iPhone con ambos sistemas de identificación biométrica, y un acabado todo pantalla, sería el iPhone 15, un modelo que llegaría en 2023 (este año llegará el iPhone 13, y el que viene el iPhone 14).
Podríamos pensar que Apple está preocupada, pero llegar tarde nunca ha sido un problema para la compañía de la manzana. De la misma manera que hemos dicho que han sabido innovar y ser los primeros en algunas cosas, los de Cupertino también se han tomado con calma muchas otras, y eso no ha afectado a las ventas del iPhone.
