Los smartphones tuvieron un momento sumamente dulce años atrás, cuando los progresos tecnológicos se sucedían sin descanso en el segmento de la telefonía móvil. Apple, Samsung, Huawei, Sony, LG, OnePlus, Google, Nokia, Motorola o Xiaomi captaban la atención de los medios tecnológicos gracias a la adopción de procesadores revolucionarios para la época, con elementos como la aceleración mediante IA, cámaras fotográficas y videográficas cada vez más cercanas a las cámaras compactas y SLR, procesadores de vídeo e imagen muy solventes o pantallas con calidad cinematográfica.

Foto: Huawei alcanzaba con el Huawei P40 Pro Plus su máximo nivel de excelencia en tecnología móvil, conjugando en un único dispositivo las tecnologías más avanzadas en procesador, pantalla, cámaras, batería o diseño industrial
El momento álgido llegó con el lanzamiento del Huawei P30 Pro, que consiguió poner a Huawei en una posición muy favorable para posicionarse como fabricante número uno en ventas de terminales móviles, incluyendo la categoría premium, superando a Samsung y acercándose a Apple hasta el punto de hacer pensar en un posible escenario en el que los móviles de gama ultra alta preferidos por la audiencia fuesen Android y Huawei.
Tras el veto a Huawei, que hizo que perdiera acceso a tecnologías de fabricación de chips o incluso a los servicios de Google, resulta difícil adivinar si esa posibilidad se hubiese hecho realidad. Lo que sí podemos decir sin mucho margen de error, es que los smartphones actuales estarían una o dos generaciones tecnológicas por delante de lo que están ahora, especialmente en el apartado fotográfico y videográfico.

Foto: avances en la tecnología de cámaras como el zoom óptico continuo empiezan a verse en los dispositivos móviles, aunque con mucho margen para la mejora
No es descabellado pensar en móviles con cámaras zoom reales integradas en los modelos más ambiciosos, por ejemplo. Sony, sin ir más lejos, lo ha hecho posible en el Sony Xperia 1 V. O pensar en procesadores mucho más eficientes que los actuales, con arquitecturas diferentes a las actuales basadas en cores de rendimiento y cores eficientes, donde un mismo core pudiera cambiar de forma dinámica su comportamiento sin necesidad de combinar diferentes tipos de tecnologías. Kirin dejó de evolucionar sus SoCs con el veto a Huawei/China, por ejemplo, dejando en manos de Qualcomm o Mediatek o Apple el desarrollo de arquitecturas móviles, donde no ha habido cambios especialmente significativos en los últimos años, salvo evoluciones más o menos trabajadas de las tecnologías conocidas.
Smartphones de gama alta en 2023: evolución más que revolución
Tras el retroceso de Huawei, Apple mantuvo su posición en la gama alta y ultra alta, con Samsung recuperando su posición y dejando margen para que fabricantes como Xiaomi intentasen dar el salto a la gama alta también tras dominar el segmento de gama media y de entrada. Fabricantes como realme han ido ocupando el espacio de Xiaomi, mientras esta última empezaba a moverse hacia gamas más ambiciosas y también más caras.
Huawei, por su parte, ha seguido desarrollando terminales, potenciando sus propios “Huawei Mobile Services” y su propio sistema operativo, Harmony OS. Ha tenido que hacer concesiones, como la tecnología 5G, o el uso de procesadores Qualcomm, así como dejar de lado su alianza con Leica para la tecnología de las cámaras, una alianza que ha sido retomada por Xiaomi para sus móviles de gamas más “top”.
Apple tiene como baza más importante, su familia de procesadores Apple Silicon, que sigue un ajustado roadmap de tecnologías de fabricación. En las generaciones actuales, emplea el nodo de 5 nm de TSMC con hasta tres optimizaciones a sus espaldas. En la próxima generación de SoCs de las familias A y M, introducirá la tecnología N3 de TSMC de 3 nm. En otros apartados, como el de las cámaras, mantiene posiciones conservadoras, aunque siempre dentro del contexto de las gamas ultra altas de smartphones.

Foto: los procesadores para móviles están agotando las posibilidades de la arquitectura actual que combina cores de alto rendimiento con cores eficientes. Las diferencias generacionales son paulatinamente menos significativas. Fiuente, Angstronomics
En Android, los procesadores preferidos para los terminales de gamas más altas son los Qualcomm Snapdragon 8 Gen xx, con los Gen 1 y Gen 2 presentes en los terminales de las dos últimas generaciones, a la espera de los Snapdragon 8 Gen 3 que llegarán en unos meses. No parece que vaya a haber móviles con este SoC a la venta este año. Mediatek, con sus Dimensity 9000, está presente en algún modelo de gama alta, pero no es lo habitual, y siempre en los terminales más cercanos a las gamas medias que a las ultra premium.
Algunos fabricantes, como Samsung, juegan con la integración de procesadores tuneados especialmente para sus dispositivos, con velocidades de reloj ligeramente superiores a las nominales de los procesadores. En cualquier caso, el impacto en la vida real no es espectacular, aunque este tipo de acciones indican que los terminales están bien diseñados en la parte de la refrigeración.
Memoria y almacenamiento: como PCs de gama alta
La memoria y el almacenamiento en los terminales de gamas altas y muy altas alcanza cotas casi ridículas en ocasiones. Hay modelos con 1 TB de almacenamiento y memoria de hasta 16 GB en algunos casos, con 12 GB como cifra habitual en muchos modelos. Hay que decir, no obstante, que almacenamiento y RAM en cantidades “industriales” son también patrimonio de terminales en la gama media-alta.
Luego veremos con más detalle los elementos que caracterizan a un smartphone de gama alta y muy alta. De momento, insistimos en que la telefonía móvil actual está huérfana de grandes avances tecnológicos, y se limita a maximizar las tecnologías existentes.

Foto: en la actualidad, que un móvil tenga una elevada cantidad de RAM y/o almacenamiento, no significa necesariamente que estemos ante un dispositivo de gama alta o ultra alta
Cámaras, múltiples y con más píxeles, pero poco más
Las cámaras de los smartphones no ha visto grandes revoluciones estos últimos años. Tenemos aperturas variables, que llegaron primero con Huawei, así como sensores de mayor tamaño hasta 1’’ y más píxeles (hasta 200 Mpx), pero aún no tenemos zooms variables ópticos, por ejemplo. Las múltiples cámaras, además no siempre resuelven de forma clara las necesidades de los fotógrafos.
De nuevo, evolución más que revolución. En algunos casos, además, encontramos que las cámaras ultra gran angular mantienen sensores con un número de megapíxeles modestos, como en el Galaxy S23 Ultra de Samsung. O encontramos distancias focales poco convenientes en la parte del zoom, como 2x, sin llegar más allá.
El panorama de la telefonía móvil en la gama alta y muy alta, se queda, a estas alturas de 2023, en un punto interesante en algunas propuestas que desgranaremos más adelante, pero que hay que gestionar con cuidado para maximizar el retorno de nuestra inversión, no vaya a ser que estemos pagando un “pastón” por un dispositivo que no supere claramente la funcionalidad de nuestro anterior smartphone.