Ya han pasado bastantes años desde que nacieron las redes gigabit ethernet. Desde entonces parecía que con un cable RJ45 convencional y una conexión ethernet 10/100/1000 tendríamos más que suficiente... Y así ha sido, al menos hasta ahora. Las necesidades de almacenamiento aumentan: cada vez más servicios se realizan en la nube, y eso implica que las formas tradicionales de comunicación deben evolucionar para ofrecer un servicio mucho más afín a los tiempos que corren.

No sólo el almacenamiento cambia (tal y como recordamos en este artículo) para adaptarse a las nuevas necesidades, sino que también lo hacen las vías de comunicación: aunque tengamos unidades de almacenamiento veloces, si las "autopistas" que las unen no lo son, entonces tendremos un potencial totalmente desaprovechado. Cuando hablamos del acceso a almacenamiento local no hay tanto problema, ya que la tecnología ya está dando los pasos adecuados para ello, pero en lo referido a comunicaciones on-line, parece que salvo en terreno profesional, donde es más fácil ver otro tipo de conexiones, no ha habido muchos cambios desde la introducción del gigabit ethernet. Al menos... hasta ahora, claro.

Las conexiones de 10Gb son el siguiente paso para que los equipos se intercomuniquen entre ellos al máximo rendimiento, o al menos al que ahora se les exige. Si bien la conexión gigabit ethernet sigue, y seguirá siendo, muy usada, las nuevas necesidades han llevado algunas de las soluciones profesionales a terrenos de pequeñas empresas e incluso del hogar. Las conexiones de 10 Gb son el futuro, y aunque está por verse su impacto real, lo cierto es que son el relevo perfecto para actualizar nuestra red en el hogar.
Por suerte cada vez tenemos más ejemplos de este tipo de soluciones, y son cada vez más asequibles, así que podemos plantearnos una inversión si le vamos a sacar provecho. En este artículo vamos a ver qué necesitamos para montar nuestra red de 10Gb, cómo podemos hacerlo y, sobre todo, cuánto puede costarnos.