La conectividad Wi-Fi lleva con nosotros desde el año 2000. En aquel momento se definió un estándar llamado 802.11b tras el acuerdo de colaboración al que llegaron empresas como 3Com, Lucent o Nokia, entre otras. En aquel momento, la telefonía móvil aún estaba en sus albores en lo que a transmisión de datos se refiere. 3G llegaría en el año 2002 en sus primeras versiones comerciales, de hecho. En cualquier caso, era un tiempo en el que la conectividad no era el argumento de ventas principal para los móviles o para los ordenadores portátiles del momento. De hecho, aquella iniciativa WiFi 802.11b, era vista como algo innecesario o poco práctico. Apenas había "hotspots" y los fabricantes de portátiles se mostraban reacios a integrar componentes caros y de poco uso en sus equipos.

Intel, en el año 2003, se sacó "de la manga" la plataforma Centrino, en la que la conectividad WiFi era uno de los requisitos obligatorios para que los portátiles llevasen el logotipo de Intel Centrino, lo cual era un incentivo de cara a las ventas de portátiles, especialmente de gama alta. Lo que en aquel momento parecía innecesario paulatinamente se ha convertido en el estándar de facto para las comunicaciones inalámbricas que no tengan que ver con las redes de comunicaciones móviles. Es más, hoy en día no se entiende un portátil o un móvil que no tenga WiFi. De momento, la conectividad 4G no ha calado en los portátiles, que siguen dependiendo del WiFi para estar conectados.
La plataforma Centrino desapareció en 2010, pero los adaptadores inalámbricos de Intel han seguido llamándose Centrino a partir de 2010. Tras Centrino, la conectividad WiFi ha ido haciéndose un lugar en el mundo de la tecnología electrónica de consumo, sucediéndose diferentes estándares, a medida que la tecnología de comunicaciones inalámbricas va evolucionando, ofreciendo mejoras tasas de transferencia y propiedades optimizadas con cada nueva generación. Así, de 802.11 se pasó a 802.11b, 802.11a, 802.11g, 802.11n, 802.11ac y ahora, 802.11ax, o Wi-Fi 6 si seguimos la nueva nomenclatura definida por la Wi-Fi Alliance.

Intel, sin ir más lejos, ha vuelto a dar protagonismo a la conectividad Wi-Fi 6 como tecnología de comunicaciones para su plataforma portátil Intel Athena. Los equipos Athena deberán cumplir ciertos requisitos, como tener una autonomía real superior a 9 horas, identificación biométrica, procesador Core i5 o i7 con 8 GB de RAM al menos, Thunderbolt 3 y la mencionada conectividad Wi-Fi 6 (Gig+). Como veremos más adelante, las ventajas de Wi-Fi 6 frente a tecnologías anteriores son notables y significativas.
La conectividad WiFi, a la espera de que el 5G "real" (o Stand Alone o SA, por contraposición al "no real" o Non Stand Alone o NSA) se generalice como tecnología de comunicaciones inalámbricas, es la que permite conectarse a Internet a los dispositivos portátiles, tabletas o incluso los móviles cuando hay una red WiFi activa y nos conectamos a ella para ahorrar datos móviles. Las mejoras introducidas por Wi-Fi 6 son significativas y van más allá de un mero aumento de la velocidad, como el aumento del número de dispositivos que se pueden conectar a una red sin que se penalice la calidad de las comunicaciones, o la mejora de la seguridad entre otras.