Vampire: The Masquerade - Bloodlines 2 tiene ya requisitos finales, y en total se han confirmado siete configuraciones diferentes para distintas configuraciones de resolución y calidad gráfica. No es muy exigente con calidad baja y 1080p, pero los requisitos van aumentando mucho conforme sube la calidad gráfica y la resolución.
En 1080p con calidad baja, para jugar a 30 FPS, nos hace falta una CPU Intel Core i3-8350K o un Ryzen 3 3300X con 8 GB de RAM y una gráfica GeForce GTX 1060 de 6 GB, una Radeon RX 480 de 8 GB o una Intel Arc A580. Ocupa 30 GB de espacio.
Para jugar en 1080p con 60 FPS y calidad alta nos hace falta una CPU Intel Core i5-12600K o un Ryzen 5 5600X, 16 GB de RAM y una gráfica GeForce RTX 3060 Ti o Radeon RX 6700 XT. Para subir a 1440p con calidad alta y 60 FPOS se mantienen los requisitos anteriores, solo aumentan los de GPU, que pasan a una Radeon RX 7700 XT o una GeForce RTX 3070.
Para jugar en 4K con calidad alta y 60 FPS se recomienda un Ryzen 7 5800X3D o un Intel Core i7-13700K, y una GeForce RTX 4080 o una Radeon RX 7900 XTX.
Los otros tres listados de requisitos se refieren al nivel que podemos alcanzar con DLSS y generación de fotogramas. Si utilizamos DLSS en modo calidad y generación de fotogramas podemos conseguir 60 FPS estables en 4K con calidad ultra y una GeForce RTX 4070 o una GeForce RTX 5060 Ti de 16 GB.
En todas las configuraciones con calidad ultra se recomienda utilizar DLSS Super Resolution, quizá porque ese nivel de calidad gráfica afecta mucho al rendimiento del juego. Esto es algo que ya se ha visto en otros juegos, en los que pasar de calidad alta a ultra hacía que el rendimiento se redujera en un 30% o incluso más.
