Apple quiere entrar en el mercado de los smartphones flexibles. La compañía sabe que va tarde, y por eso está intentando acelerar sus planes, unos planes que llevan siendo objeto de rumores desde hace varios años, y que incluso han despistado a los analistas más fiables y con más conocimientos.
El proyecto de Apple de lanzar un iPhone flexible ha sido complicado desde el principio. Este smartphone llega tarde, y por eso tiene que ofrecer algo diferente o mejorar lo que ya hay en el mercado. Si no cumple con esto, su lanzamiento podría no generar interés, y podría quedar posicionado como un smartphone flexible más con un precio más alto, porque va a ser caro, muy caro.
Los rumores dicen que los ingenieros de Apple no están satisfechos con el diseño del iPhone flexible, y que están intentando introducir mejoras y cambios. Su lanzamiento se podría producir en 2026 si la compañía logra cumplir todos sus objetivos, pero esa fecha de lanzamiento se refiere al "mejor caso posible".
Apple quiere que el iPhone flexible no tenga ninguna marca en la zona del pliegue, y que sea más ligero y estilizado que los smartphones flexibles que hay ahora mismo en el mercado. Son objetivos muy difíciles de conseguir, y afectarán al precio de venta.
Ofrecer un iPhone flexible superior a todo lo que hay en el mercado tendría un coste importante en componentes y control de calidad, y podría hacer que el precio de este smartphone superase los 2.000 dólares. Su diseño base sería como el del Galaxy Z Fold7, y se plegaría como un libro (en vertical), y no como la serie Flip, que se pliega en horizontal.
