Si bien el estándar PCI Express 7.0 ya es una realidad lo cierto es que el usuario doméstico apenas está estrenando la conectividad PCI Express 5.0 y según algunas fuentes de la industria, como sería el CEO de Silicon Motion (Wallace C. Kuo) a través de una extensa entrevista en Tom's Hardware, los SSDs PCIe 6.0 no llegarían hasta 2030, lo que significa que los dispositivos PCIe 5.0 aún tendrían un mínimo de 5 años de vida como productos tecnológicamente punteros.
Y es que no ha sido hasta este 2025 cuando hemos visto los primeros productos gráficos domésticos en utilizar la conectividad PCI Express 5.0 y, tal y como ocurrió en anteriores saltos tecnológicos, las mejoras de cara al consumidor no son apreciables, por lo menos al usar su máxima conectividad que significa usar 16 líneas. Sí hay tarjetas gráficas que usan y aprovechan 8 líneas PCIe 5.0 (que equivale a 16 líneas PCIe 4.0) y ahí quien sale ganando es el fabricante porque ahorra costes aprovechando que las placas más modernas disponen ya de conectividad PCIe 5.0.

En los SSDs con conectividad NVMe y formato M.2 el uso la tecnología PCI Express 5.0 empezó antes puesto que entre finales de 2022 y todo 2023 se empezaron a comercializar los primeros SSDs PCIe 5.0 que, sobre el papel o en test sintéticos consiguen cifras muy superiores a los de la generación anterior, sin embargo incluso en 2024 su presencia en el mercado ha sido anecdótica debido al aumento de precio así como el calor generado a cambio de unas ganancias difíciles de apreciar en su uso diario. Es importante señalar que los SSDs para mantener un tamaño compacto y precios razonables usan hasta 4 líneas PCIe 5.0 por lo que a la práctica esto equivale a 16 líneas PCIe 3.0.
Según Wallace no vamos a ver productos de almacenamiento doméstico basados en PCIe 6.0 hasta 2030 y es que indica que ni AMD ni Intel están interesadas en implementar dichas tecnologías, de hecho dice que ni tan siquiera quieren hablar de ello. El estándar PCI Express 6.0 es una realidad desde 2022 sin embargo la complejidad para su adopción hace que sólo a nivel empresarial tenga sentido durante esta década y es que los costes de producción y la falta de tests de interoperatividad impiden que se planteen productos para el consumidor.
Mencionan que a medida que las tasas de transmisión aumentan la pérdida de señal, el ruido y la impedancia reducen la distancia que una conexión de cobre es capaz de ser útil y eso es lo que aún se usa a nivel comercial. Para ello nos ponen ejemplos diciendo que a 16 GT/s (PCIe 4.0) las lineas pueden llegar a unos 28 cm a cambio de una pérdida de señal de 28 dB, en cambio en el caso de PCIe 6.0 a 64 GT/s se alcanzan los 32 dB de pérdida con menos de 9 cm de longitud.
Con estas limitaciones en el cableado si bien en portátiles el uso de PCIe 6.0 aún se puede plantear en placas base ATX de los ordenadores de sobremesa eso es totalmente inviable y más cuando tenemos tarjetas gráficas monstruosas que para su buena refrigeración aún ponemos risers que alargan más el cableado.
La solución a estos problemas de longitud de conexión pasan por el uso de retimers que si bien son caros sí son asumibles en entornos corporativos como son los centros de datos. Para el mercado doméstico los fabricantes aún deben encontrar una forma de mantener altas tasas de transferencia sin recurrir a componentes tan complejos y caros.
Desde Tom's Hardware dicen que no hay duda que la industria encontrará la forma de conseguirlo, la duda es simplemente para cuándo. En este aspecto desde Silicon Motion ya nos han dado una pista: para 2030.