¿Qué pasaría si el mundo llegase a un día cero en el que ya no fuera posible producir chips de silicio avanzados? Esa es la pregunta que una editora de Wired ha compartido en "X", y la ha desarrollado de una forma bastante resumida, aunque bastante interesante.
Haciendo un resumen, si no fuésemos capaces de producir nuevos chips de silicio con diseños avanzados a corto plazo no habrían cambios importantes, pero a largo plazo entraríamos en una regresión tecnológica muy grave que nos acabaría llevando de vuelta a la era analógica.
El resumen que hace la autora es demasiado simple y precipitado, porque no nos vamos a quedar sin procesadores avanzados en solo siete años, hay muchas empresas que utilizan CPUs Xeon y EPYC de siete años y siguen funcionando sin problema, y los Intel Core i7-2600K de 2011 todavía se venden en el mercado de segunda mano y funcionan sin problema.
Lo más interesante que nos deja esta pregunta es la respuesta de John Carmack, el co-fundador de id Software, quien ha comentado que aunque nos parezca imposible el mundo podría funcionar sin problema con hardware obsoleto si la optimización del software fuese realmente una prioridad.
Carmack dice que los desarrolladores podrían migrar todos los productos interpretados basados en microservicios a bases de código nativas monolíticas. De esta forma, los programadores abandonarían los patrones de desarrollo modernos y buscarían enfoques mucho más eficientes, como los que se utilizaban en las primeras etapas de la informática, cuando Internet no existía, y cuando no era posible recurrir a ella para lanzar parches, correcciones y optimizaciones.
No le falta razón a Carmack, con los primeros grandes avances de la computación en los años sesenta, setenta y ochenta se consiguieron algunos de los logros más importantes de la humanidad, como enviar al hombre a la Luna, y no hicieron falta 16 núcleos a varios GHz.
