Trump quiere que más empresas tecnológicas fabriquen sus productos en Estados Unidos, y los nuevos aranceles son un intento de convencer a esas empresas para que valoren la posibilidad de fabricar localmente, porque quizá así les salga más a cuenta que tener que estar pagando esos aranceles tan altos.
El presidente de Estados Unidos cree que Apple podría fabricar el iPhone localmente, pero a Apple no le salen los números. El Banco de América ha dicho que la compañía de la manzana no va a trasladar la producción de su producto estrella a Estados Unidos, porque sería increíblemente difícil, y también mucho más caro que fabricarlo fuera de este país.
Las complicaciones no se limitan a los mayores costes que tendría que asumir Apple para conseguir el iPhone "made in USA" (hecho en Estados Unidos de América), también tendría que encontrar profesionales cualificados, montar varias fábricas, conseguir la maquinaria y todo el instrumental necesario, y establecer una cadena de suministros sólida y con buenos precios.
El anuncio de unos aranceles del 104% a China por parte de Estados Unidos fue una sangría para Apple, que perdió su posición como la empresa más valiosa del mundo debido a esos aranceles de Trump.
El obstáculo clave para fabricar en Estados Unidos es sobre todo la cadena de suministros de componentes, que converge en China, y que se puede establecer de una manera más sencilla y a menor coste en ese país porque es ahí donde está todo centralizado. China es la fábrica de tecnología del mundo, aunque a Trump no le guste, y unos aranceles no van a cambiar esto, solo van a acabar perjudicando a las empresas estadounidenses, que es lo que ha ocurrido con las últimas caídas que se han registrado en bolsa.
