Assassin’s Creed Shadows es exigente, y las primeras pruebas de rendimiento que se han publicado indican que tiene una optimización pobre. NJ Tech ha querido probar si es posible jugarlo con una tarjeta gráfica que no cumple con los requisitos mínimos, y el resultado no ha sido tan malo como esperábamos.
En esta prueba se ha utilizado una GeForce GTX 1060 de 6 GB con algo de overclock. Assassin’s Creed Shadows necesita como mínimo una GeForce GTX 1070 con 8 GB de memoria gráfica, así que ambas tarjetas gráficas tienen la misma arquitectura, y solo se diferencian en la cantidad de memoria gráfica disponible y en el rendimiento bruto.
Configurado en 1080p con calidad baja y TAA Assassin’s Creed Shadows funciona a una media de 29 FPS. Activando FSR 3 en modo calidad la media sube a 38 FPS, así que es jugable con esa configuración.
Se puede forzar todavía más FSR 3 y aplicar los modos equilibrado y rendimiento, pero la mejora de rendimiento ya no es tan grande. En modo rendimiento, que renderiza a 540p, la tasa sube a 44 FPS.
Con FSR 3 en modo rendimiento y generación de fotogramas se puede llegar medias de más de 60 FPS, pero la pérdida de nitidez al utilizar un modo de reescalado tan agresivo es demasiado grande. Lo mejor sería no pasar de FSR 3 en modo calidad y aplicar generación de fotogramas para ganar más fluidez, si los artefactos gráficos que se producen no resultan demasiado molestos.
Esta prueba de rendimiento confirma que Assassin’s Creed Shadows se puede jugar con una GeForce GTX 1060 en 1080p, pero con todo en calidad baja y recurriendo al reescalado para mejorar el rendimiento.