Durante los años noventa y el primer decenio del año 2000 los videojuegos vivieron una edad de oro en creatividad, jugabilidad y diseño que parece que no se va a volver a repetir. No sé si es que quizá ya está "todo hecho" y con los medios tecnológicos actuales no se puede ir a más, pero la situación está siendo tan preocupante que hasta el ex-jefe de PlayStation ha alzado la voz sobre este tema.
Shawn Layden, expresidente de Sony Interactive Entertainment America, ha dicho que la industria ha dejado de centrarse en hacer juegos divertidos para pasar a hacer juegos que consumen todas sus energías, y sus recursos, en priorizar los ingresos, en la monetización de estos. Para que un juego encaje en ciertos métodos de monetización se tiene que desarrollar de una manera muy concreta, y es ahí donde empiezan los problemas.
Layden ha dicho que en el pasado no se preocupaban de este tema. Se centraban en hacer que el juego fuese divertido, y no en pensar si este funcionaría con un esquema de monetización determinado. El juego se acabaría vendiendo en tiendas por un precio fijo, y esa era toda la monetización a la que podían aspirar. Con la llegada del modo online y el uso de Internet nace el modelo de juego como servicio, las microtransacciones y las monetizaciones agresivas que han transformado la industria.
Los costes de producción de videojuegos también han aumentado, y esto hace que las desarrolladoras y las publicadoras cada vez quieran correr menos riesgos. Por eso cada vez vemos más nuevas entregas de franquicias ya establecidas y más remakes de juegos que fueron un éxito, y menos intentos de innovar y de crear nuevas franquicias de éxito, o de crear nuevas experiencias o nuevas historias con personajes carismáticos.
Innovar es un riesgo que pocos quieren asumir, y Layden cree que esto debe cambiar, pero la tendencia del mercado dice que esto no va a ocurrir. A algunas empresas les está funcionando, pero a otras como Ubisoft no le está saliendo nada bien esta estrategia. Las ventas de juegos de la compañía francesa han alcanzado mínimos de la última década, y no pasa por una buena situación.
