Qualcomm está considerando la compra de Intel, una operación que sería muy complicada tanto por todo lo que supone a nivel regulatorio como por los esfuerzos que implicaría para acomodar a los accionistas de ambas empresas, pero que tampoco se considera como algo imposible.
Que esta operación pueda llegar a ser posible es un ejemplo del peso que tiene la arquitectura ARM en la era post-PC, y de lo bien que ha sabido Qualcomm aprovecharse de esta etapa. Por el contrario, Intel no pasa por su mejor momento, el valor de sus acciones llegó a caer por debajo de los 20 dólares, y necesita un importante golpe de efecto con Arrow Lake para volver a la senda de la recuperación.
Si Qualcomm acaba comprando a Intel el resultado sería una empresa con un potencial enorme en el mundo de los semiconductores, pero esta podría generar problemas en materia de competencia, y nada garantiza que vaya a recibir la aprobación de las autoridades internacionales competentes en la materia.
Todavía no hay nada seguro, pero Qualcomm está esperando a que finalicen las elecciones presidenciales de Estados Unidos para tomar una decisión. Dependiendo del resultado la compañía de San Diego decidirá si plantea una oferta formal para comprar a Intel o si por el contrario decide retirarse.
Intel ha tenido que tomar medidas importantes para ajustar sus gastos, y esto supuso una reestructuración que se llevará por delante unos 15.000 puestos de trabajo. La compañía también confirmó que iba a pasar del nodo Intel 20A e irá directamente a por el nodo Intel 18A para reducir costes, lo que le ha obligado a recurrir al nodo de 3 nm de TSMC para utilizarlo en sus nuevas generaciones de procesadores.
