Hoy es el día en el que se levanta el embargo sobre los procesadores Intel Arrow Lake-S. Se trata de la nueva familia de procesadores para escritorio de Intel, orientados al segmento gaming, creadores y entusiastas, que sigue a los Lunar Lake para portátiles de hace unas semanas. Los procesadores siguen la nomenclatura Intel Core Ultra 200S, de un modo similar la lo que sucede con los procesadores para portátiles Intel Core Ultra 200V, aunque en este caso, no tenemos una familia previa Intel Core Ultra 100S.

Los Core Ultra 200S Arrow Lake-S suceden a los Raptor Lake-R, donde encontrábamos como flagship al Intel Core i9-14900K/14900KS con 24 cores y 32 hilos, de los cuales, 8 cores son P Raptor Cove y 16 cores son E Gracemont. Se trata de un salto generacional muy importante por varios motivos. Uno de ellos, es el agresivo cambio de arquitecturas que observamos en los cores P y E, que ahora son los Lion Cove y Skymont, respectivamente. Los cores Lion Cove, además, dejan de lado el Hyperthreading o SMT también en los procesadores de escritorio.
Se mantienen los dos tipos de cores P y E que debutaron con Lunar Lake para portátiles, donde el TDP máximo es de 37W, pero con un TDP base de 125W y máximo de 250W. De este modo, Intel consigue trabajar con una arquitectura escalable que es capaz de moverse entre los 7W de Lunar Lake y los 250W de Arrow Lake-S. También se mantiene en Arrow Lake-S la eficiencia energética, que ha sido priorizada por Intel incluso por encima del rendimiento bruto.

Arrrow Lake-S: la prioridad es la eficiencia
El resultado de este trabajo de optimización de la arquitectura tiene sentido si pensamos que Raptor Lake, con los procesadores Intel Core de 13th Gen y 14th Gen estaba presentando problemas de estabilidad y fiabilidad, relacionados con fenómenos como la electromigración. Oficialmente, Intel no ha admitido que estos problemas estuvieran asociados a un "abuso" de los micro incrementos de voltajes exhibidos por estas familias de procesadores para aumentar el rendimiento entre generaciones sucesivas, pero la realidad es que los procesadores Intel Raptor Lake consumían cantidades de Vatios excesivas.

Con Arrow Lake-S, Intel presume de funcionamientos equiparables en rendimiento a los procesadores de la generación anterior o a los de los procesadores Ryzen 9000 de AMD, con menores temperaturas y con menos Vatios que los Intel Core de 13th o 14th Gen, o con una cantidad de Vatios comparable a la que maneja AMD.
Para ello, Intel ha eliminado el Hyperthreading en los cores P Lion Cove, al tiempo que ha mejorado la arquitectura de los cores E Skymont. Especialmente, estos últimos, han visto incrementado su rendimiento de forma espectacular si se comparan con los cores Gracemont de la generación anterior. Ya lo vimos en los procesadores Lunar Lake, que Intel había cumplido con su objetivo en estos apartados de eficiencia y optimización del funcionamiento.

¿Rendimientos estancados?
Lo que se ve afectado por este radical giro de Intel en favor de la optimización, es el rendimiento. A falta de tener equipos para pruebas, la propia Intel reconoce que el rendimiento de los Arrow Lake no mejora sustancialmente frente a la generación anterior o frente a la competencia de AMD en forma de los AMD Ryzen 9000 para escritorio.
AMD habría adoptado una estrategia similar con su familia AMD Ryzen 9000 para escritorio, la cual fue criticada precisamente por no mostrar aumentos de rendimiento significativos frente a la generación anterior. Es posible que Intel se enfrente a un escenario similar, en el que la recepción de los diferentes procesadores y placas base sea un tanto fría si se confirma este punto en las pruebas de laboratorio.

Con todo, Intel se enfrenta al handicap adicional de afrontar la crisis de reputación originada con los problemas de estabilidad y fiabilidad de los Intel Core de 13th y 14th Gen. A la vista de lo que encontramos en los Lunar Lake, los Arrow Lake-S deberían mostrar un comportamiento impecable en cuanto a uso de los Vatios.


Nuevas placas base con chipsets de la serie 800
Con los Arrow Lake-S llegan también nuevas placas base con los chipsets Intel 800 Series. Así que, habrá también un aluvión de placas con las tecnologías más recientes en conectividad y comunicaciones.
Este es otro handicap para Intel, al sumar dos elementos de renovación para los usuarios: chip y placa base. El zócalo de los Arrow Lake-S es el LGA1851, frente al LGA1700 actual. Los sistemas de refrigeración serán compatibles, en principio, aunque habrá que comprobar este punto con cada sistema de refrigeración concreto para verificar apartados como la presión ejercida sobre el chip propiamente dicho.

El chipset flagship será el Z890, dejando en manos de los fabricantes la integración de funcionalidades como Wi-Fi 7, por ejemplo.
IA y gráficos integrados
Otra novedad que encontramos en estos chips es la de la integración de una NPU. Es más modesta que la de los procesadores Lunar Lake, pero está presente en cualquier caso. También hay gráficos integrados Intel Xe con 4 cores, una configuración modesta si se compara con la de los chips Lunar Lake. Los modelos KF no cuentan con la iGPU, eso sí.
Intel no ofrecerá versión KF del modelo flagship esta vez. No tenemos muy clara la utilidad de la NPU en estos procesadores pensados para integrar GPUs dedicadas con rendimientos elevados, aunque ahí está este componente que, para escenarios puntuales puede ser útil. Intel hizo una demostración de la aplicación Cephable que permite convertir la webcam en un mando de juegos activado por movimientos de la cabeza, sin ir más lejos, aprovechando la NPU integrada para acelerar el procesamiento de los movimientos capturados por la cámara.

Una gama de procesadores comedida en cuanto a diversidad
En la primera hornada, llegarán cinco modelos de procesadores. El Intel Core Ultra 9 285K será el flagship con 24 cores (8P + 16E). El Core Ultra 7 265K vendrá con 20 cores (8P + 12E) y el Core Ultra 5 245K vendrá con 14 cores (6P + 8E). Las variantes KF de estos dos últimos vendrán sin los 4 cores Xe de la iGPU.
No parece que el rendimiento vaya a ser el argumento principal para elegir estos nuevos procesadores. El incremento de rendimiento frente a los Core de 14th Gen, queremos decir. Tampoco parece que vayan a ser más rápidos de forma clara que los AMD Ryzen 9000. Para AMD, este lanzamiento de Intel puede ser un respiro, tras las malas críticas obtenidas por el modesto o nulo aumento de prestaciones de la nueva generación de AMD para escritorio, a la espera de los modelos X3D.
En cualquier caso, si Intel ha conseguido retomar la senda de las arquitecturas elegantes y solventes, es una buena noticia. Lo iremos viendo en las reviews a medida que tengamos los resultados de las pruebas de rendimiento.
