NVIDIA lanzó dos modelos diferentes de GeForce GTX 1060, una estrategia que no era la primera vez que seguía, pero en aquel momento generó muchas críticas porque NVIDIA no las diferenció de una manera tan clara como en generaciones anteriores. Las dos tenían el mismo nombre, solo se distinguían por la referencia a 3 GB o a 6 GB de memoria gráfica.
Sus diferencias iban más allá de la cantidad de memoria gráfica integrada. La GeForce GTX 1060 de 3 GB tenía 1.152 shaders, 72 TMUs, 48 ROPs, bus de 192 bits y 3 GB de memoria GDDR5 a 8 Gbps. La versión de 6 GB tenía 1.280 shaders, 80 TMUs, 48 ROPs, bus de 192 bits y su memoria iba también a 8 Gbps.
Las dos han envejecido de una manera muy distinta, y hay una diferencia tan importante en algunos casos que parece como si fueran tarjetas gráficas de gamas diferentes. En Alan Wake 2 la GeForce GTX 1060 de 3 GB solo consigue 25 FPS de media y tiene problemas para mostrar texturas, cosa que no ocurre en la GeForce GTX 1060 de 6 GB, donde funciona a 32 FPS.
Starfield funciona a 31 FPS en la GeForce GTX 1060 de 3 GB y a 36 FPS en la GeForce GTX 1060 de 6 GB con resolución 1080p y calidad baja. Black Myth Wukong en 1080p y calidad baja funciona a 25 FPS en el modelo de 3 GB y a 35 FPS en el modelo de 6 GB. En ambos el juego estuvo configurado en 1080p y calidad baja.
Call of Duty: MW2 es una excepción, porque la diferencia a favor del modelo de 6 GB es de solo 4 FPS. Cyberpunk 2077 funciona a 42 FPS en la GeForce GTX 1060 de 3 GB y a 48 FPS en el modelo de 6 GB, configurado en 1080p con calidad baja y texturas en medio.
La GeForce GTX 1060 de 6 GB rinde mejor en juegos, y aunque la diferencia de precio entre esta y el modelo de 3 GB puede ser considerable, el modelo de 3 GB ya no es una compra que valga la pena, salvo que nos salga muy barata de segunda mano y vayamos a utilizarla en juegos donde sus 3 GB de VRAM no nos den problemas.