Digital Foundry ha respondido a una de las preguntas que más están sonando tras la presentación de PS5 Pro, por qué Sony ha decidido no cambiar la CPU de esa consola, y por qué ha mantenido prácticamente la misma configuración.
Según Digital Foundry Sony decidió utilizar la misma CPU porque su objetivo era ofrecer una mayor calidad gráfica con una tasa de 60 fotogramas por segundo. Sony no aspiraba a conseguir una mayor tasa de fotogramas por segundo, pero sí una mayor calidad gráfica en juegos, y para esto necesita sobre todo una GPU más potente. Por eso Sony se centró en cambiar el núcleo gráfico de PS5 Pro y dio toda la prioridad a este componente.
Esta no fue la única razón. Sony también tenía otras preocupaciones, como la compatibilidad con los juegos de PS5 y los posibles problemas de desarrollo que podrían surgir al utilizar dos procesadores diferentes en dos sistemas que forman parte de la misma generación. El tamaño del chip era otro problema, y el impacto que tendría en los costes de fabricación tampoco se pasó por alto.
Sony no se complicó, optó por la solución que mejor se adaptaba a los objetivos de la consola, que tampoco busca ser una revolución porque no es una consola de nueva generación, sino una evolución del modelo anterior. El procesador de PS5 Pro es el mismo basado en Zen 2 con 8 MB de L3 que utiliza PS5.
Sony cambiará por completo las arquitecturas con PS6, una consola que podría ser presentada en 2028, y que tendrá un procesador basado en una de las arquitecturas más recientes de AMD en ese año. Puede que utilice Zen 6 o Zen 7, dependiendo de cómo avance AMD con sus ciclos de desarrollo y de los costes que deba asumir Sony. La GPU también utilizará la arquitectura más reciente de AMD en esa fecha.