Intel no quiere tener que ir a juicio, y para evitarlo está dispuesta a hacer cualquier cosa. La última medida que acaba de confirmar podría evitar que le caiga encima una demanda colectiva, o en caso de que esta llegue a interponerse le serviría como defensa para reducir al mínimo la cantidad a pagar.
La compañía de Santa Clara ha confirmado a través de web que va a ampliar la garantía de los procesadores afectados por los problemas de estabilidad que Intel reconoció. Esta medida se aplicará a los procesadores comprados en caja y en una tienda minorista, no a los procesadores sin caja que normalmente son los que se distribuyen entre OEMs e integradores de sistemas.
Los que compraron un procesador Core Gen 13 o Core Gen 14 ahora tendrán 5 años de garantía, a contar desde el momento de la compra. Esta extensión de la garantía les dará más tiempo para poder tramitar un RMA si lo necesitan por los problemas derivados del alto voltaje, y en algunos modelos más antiguos por la oxidación, que también fue confirmada por Intel.
La compañía ha dicho que próximamente dará más detalles sobre esta ampliación de garantía, y ha dicho que los que compraron un procesador afectado en un equipo deben ponerse en contacto con el fabricante o con el montador para tramitar la garantía. Los procesadores cubiertos por esta ampliación de garantía deberían ser todos los de 65 vatios en adelante, que se supone que son los que están afectados por el problema.
Todos los procesadores que tengan esa ampliación de garantía y que estén afectados por los problemas que ha reconocido Intel serán reemplazados por un procesador nuevo libre de dichos problemas, sin coste para el usuario siempre que este siga el proceso de devolución establecido por Intel.