Intel no pasa por su mejor momento. Los problemas de estabilidad que tienen sus procesadores Core Gen 13 y Core Gen 14 la han colocado en una posición complicada, y el buen trabajo que viene haciendo AMD con los procesadores Ryzen le está arrebatando cuota de mercado de forma gradual, tanto en el sector PC y portátil como en el mercado profesional de servidores y centros de datos, aunque a ritmos distintos por las diferentes relaciones que tiene el gigante con los principales OEMs.
La compañía espera remontar con Lunar Lake y Arrow Lake, sus dos próximos productos para portátiles premium ultraligeros con IA y para portátiles y PCs de escritorio de alto rendimiento. Lunar Lake se va a estrenar el 3 de septiembre, y veremos si las primeras pruebas de rendimiento entran dentro de lo esperado o si acaban siendo una decepción. Los datos que dio Intel eran positivos y pintaban un buen rendimiento, una buena eficiencia y una GPU y NPU bastante competitivas.
Con Arrow Lake habrá que esperar un poco más, porque estos nuevos procesadores no van a llegar hasta octubre de este año. Las expectativas están también muy altas, pero los datos de rendimiento que se han ido filtrando no han terminado de convencer. Puede que se deba a que se han obtenido con muestras de ingeniería tempranas que funcionaban a una velocidad de trabajo más baja de lo normal.
Bloomberg, una fuente muy fiable, ha compartido un informe donde dice que Intel va a reducir en 10.000 personas su plantilla de trabajadores. Los despidos se producirán a nivel global, y dejará al gigante con una plantilla total de 100.000 personas. Esta reducción de plantilla busca recortar gastos. La compañía espera ahorrarse unos 10.000 millones de dólares para 2025 gracias a este ajuste. No afectará a trabajadores de compañías como Altera.