La Dreamcast de Sega fue una de las mejores consolas de la historia, y una de las derrotas más injustas que ha sufrido Sega. NVIDIA es una de las empresas más valiosas del mundo, pero no siempre fue así. Sus inicios fueron mucho más humildes, y en 1996 decidió luchar por un contrato con Sega para poner su GPU en dicha consola y asegurarse cinco millones de dólares.
Sega fue la que se acercó a NVIDIA para que esta desarrollara una GPU para su consola Dreamcast en 1996, fecha en la que Saturn todavía estaba viva. La compañía lo intentó, pero al final no fue capaz de desarrollar una solución que ofreciera lo que Sega buscaba en consumo y rendimiento. No podía llegar a crear un diseño competitivo para antes del lanzamiento de la consola en 1999.
NVIDIA gastó mucho dinero en I+D, lo que puso a Jensen Huang, CEO de NVIDIA, en una posición complicada. Gracias al CEO de Sega America, Shoichiro Irimajiri, NVIDIA recibió el pago de 5 millones de dólares a pesar de que no había tenido éxito porque al CEO de Sega le cayó bien Jensen. Al final Sega acabó invirtiendo 15 millones de dólares en NVIDIA, y salvándola de una posible quiebra.
Lo más curioso es que solo un año después, en 1999, NVIDIA lanzó la GeForce 256, que fue la primera GPU con funciones T&L, y que representó el principio del gigante que es hoy. Esta tarjeta gráfica dejó en ridículo a las 3DFX de la época, y es un objeto de coleccionista muy codiciado.
Sega estuvo considerando utilizar una gráfica Voodoo 2 de 3DFX, pero tampoco llegó a un acuerdo con la compañía y acabó utilizando un chip PowerVR2 de NEC, que era considerado como el rival de las Voodoo 2 de 3DFX. Ese chip era bastante potente, y permitió el desarrollo de muchos juegos exigentes en Dreamcast.