Los problemas de estabilidad que están teniendo los procesadores Intel Core i9 Gen 13 y Gen 14 dentro de las series K llevan tiempo dando de qué hablar. Intel dijo que la culpa es de las BIOS con configuraciones agresivas de los fabricantes de placas base, y que esos planes son los que producen niveles de frecuencia, consumo, voltaje y temperatura no seguros que dan los fallos de estabilidad.
El problema es que los fabricantes de placas base han adoptado dos valores, el PL2 de 253 vatios y el plan de 188 vatios. Intel ahora mismo no tiene concretado realmente un perfil base, y son los propios fabricantes de placas base los que tienen que elegir uno u otro perfil, lo que explica las diferencias que existen entre esos nuevos planes básicos dependiendo del fabricante de la placa base.
Las diferencias entre un PL2 de 253 vatios y uno de 188 vatios son grandes, tan grandes que pueden hacer que un Core i9 pierda tanto rendimiento que acaba bajando de categoría y se convierte en un Core i7. Para complicar todavía más la situación Intel no recomienda el uso de perfiles base en placas base que son capaces de mantener valores superiores de forma estable.
Intel no quiere que los usuarios se limiten al plan básico de alimentación, sino al plan por defecto recomendado, y este plan es el que tiene un PL2 de 253 vatios. Los fabricantes de placas base que lanzaron planes básicos de alimentación están dando marcha atrás, y han empezado a retirar las actualizaciones de BIOS que introducían dichos planes.
La compañía también ha dicho que está en contra de esos planes de alimentación básicos en placas base de gama alta que son capaces de alcanzar valores superiores. Para aclarar un poco la cosa están las indicaciones de Intel en alimentación y amperaje, que indican que en PL4 se alcanzan los 380 vatios y 550 vatios dependiendo del perfil (rendimiento o extremo), y que nunca se deben exceder los 400 amperios.
