Destiny fue un fenómeno que se ganó el interés y el cariño de millones de jugadores. Su exclusividad para PS3, PS4, Xbox 360 y Xbox One dejó fríos a los jugadores de PC, que tuvieron que conformarse con la segunda entrega, un título que generó cierta polémica entre los fans de la saga y que ha tenido momentos buenos, momentos menos buenos y algunos desaciertos importantes desde que llegó al mercado en 2017.
Según los últimos registros oficiales de Steam Charts la media de jugadores de Destiny 2 ha bajado en los últimos 30 días a 34.328, y su pico fue de solo 59.076 jugadores. Los valores son muy bajos comparados con lo que acostumbraba a hacer este juego meses atrás, y no tiene nada que ver con los 316.651 jugadores que registró con el lanzamiento de la expansión Lightfall, la caída de la luz, el pasado mes de febrero.
Esta caída ha hecho que Bungie recorte plantilla despidiendo al 8% de su fuerza de trabajo, y la próxima expansión del juego, conocida como The Final Shape, ha sido retrasada. La misma suerte ha corrido su próximo shooter, Marathon. Los ingresos del estudio se verán afectados por esta situación, y las últimas predicciones hablan de una caída de hasta un 45%.
Malos tiempos para Destiny 2, aunque al menos Bungie ha sabido ver algo bueno en esto, y es que necesitaban retrasar la próxima expansión del juego para que esta llegue al mercado en el mejor estado posible. Su lanzamiento tendrá lugar en junio de 2024, y no en febrero de 2024 como estaba inicialmente previsto.
Parece que por muchas expansiones que lancen el juego está ya bastante agotado, y que Bungie debería empezar a plantearse empezar a desarrollar Destiny 3, porque al paso que van parece como si quisieran aprovechar Destiny 2 durante al menos 8 o 10 años, y eso es mucho tiempo para un juego de este tipo.
