A Microsoft no le gustan los juegos exclusivos, pero está más que dispuesta a recurrir a ellos para hacer frente a Sony y a su consola PlayStation 5.
En el proceso originado por el bloqueo de la FTC de la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft están saliendo muchos "trapos sucios" tanto de esta como de Sony, y al final esto acaba siendo malo para todos los jugadores de consola.
Un nuevo testimonio ha revelado que el objetivo final con la compra de Bethesda por parte de Microsoft es que sus franquicias, todas y cada una de ellas, acaben siendo exclusivas de Xbox, y que no lleguen nunca más a la consola de Sony. Esto supondría una desviación del acuerdo inicial, que contemplaba la posibilidad de algunas exclusividades, y también de la exclusividad de nuevas franquicias, pero no de todos los juegos de Bethesda y sus estudios.
Ahora mismo esto supondría que PS5 se quedaría sin las próximas entregas de franquicias como Doom, Quake, Fallout, The Elder Scrolls, Wolfenstein, The Evil Within, Prey y Dishonored, además de Starfield y el nuevo juego de Indiana Jones. Esto ha hecho saltar muchas alarmas alrededor de la posible conducta que podría tener Microsoft si llega a comprar a Activision Blizzard, y le está poniendo las cosas un poco más difíciles de cara a completar esa posible compra.
Este es precisamente uno de los miedos que tienen muchos, que Microsoft cambie de parecer en unos años y decida, si compra a Activision Blizzard, hacer que todas sus franquicias sean exclusivas de Xbox. La suma de esas franquicias, y las de Bethesda, tendría ya un peso demasiado grande para no hablar de un problema para la libre competencia.
