El complicado proceso de compra, y los escollos que está afrontando Microsoft en su intento por hacerse con Activision Blizzard, están dando pie a varias filtraciones de información que, de otra forma, nunca habríamos llegado a conocer. Una de las filtraciones más interesantes dice que Activision Blizzard no quería llevar Call of Duty a las consolas de novena generación de Microsoft, Xbox Series X y Series S, y que pidió más dinero para hacerlo.
Activision Blizzard amenazó con no lanzar un solo Call of Duty en esas consolas si Microsoft no aceptaba un reparto 80%-20% de los ingresos generados, lo que quiere decir que la primera se embolsaba cuatro veces más dinero que la segunda por cada unidad vendida. Más allá de los ingresos, decir no a la franquicia habría hecho un flaco favor a Microsoft, que venía de perder la "guerra" contra PS4 y Nintendo Switch, así que no le quedó más remedio que aceptar.
Normalmente el reparto por unidad vendida suele ser de un 70% y un 30%, así que en este caso Activision Blizzard ganó un 10% extra. Puede no parecer mucho, pero cuando se trata de millones de juegos vendidos la cantidad es bastante importante. Microsoft tuvo que dar más dinero a Activision Blizzard por tener una menor cuota de mercado, algo que debería ayudar a los organismos reguladores a ver de una manera más realista las diferencias que hay entre Sony y Microsoft en el mercado de las videoconsolas.
Sony recibe contenidos exclusivos y permite a sus usuarios jugar antes que nadie a los Call of Duty, mientras Microsoft es un segundón al que piden más y más, y Nintendo Switch nunca ha recibido un Call of Duty. Este es el "status quo" que quiere mantener Sony oponiéndose a la compra de Activision Blizzard.
