Tras el boom de las ventas durante la pandemia tocaba una época de bajas ventas y los fabricantes de memoria lo están sufriendo de forma notable viendo como sus productos bajan más y más de valor. Fabricantes tan importantes como Samsung hacen lo que pueden para sacar adelante su división de memorias.
Tom's Hardware se hace eco del análisis que hace 3DCenter sobre el precio de la memoria gráfica y más en concreto de la memoria que usan la mayoría de tarjetas gráficas actuales: la GDDR6. Según DRAMeXchange el precio del GB de memoria ha ido cayendo desde febrero de 2022, en esa fecha costaba unos 13 dólares y ahora poco más de 3 dólares, el cambio exacto en el momento del artículo lo situaban en 3,364 dólares, esto significa que 8 GB de VRAM costarían unos 27 dólares aunque es posible que las variaciones de los últimos días hayan permitido otros artículos que ponían la cifra en los 25 dólares. Esto es mucho menos que los 104 dólares de hace año y medio.

DRAMeXchange sigue y el precio de lo que llaman "spot market" que entendemos que es un precio de venta al por menor por lo que resulta difícil realizar comparaciones con la situación que viven los fabricantes, pero aún así parece un precio muy bajo como para que las tarjetas gráficas no se puedan equipar con mucha más memoria gráfica.
Aquí Tom's hace varias puntualizaciones como que los fabricantes tienen contratos de larga duración con Micron, Samsung o SK Hynix y por lo tanto con precios pactados en plazos de tiempo largos, aunque lógicamente al comprar en grandes cantidades el precio es menor que el que vemos en la gráfica de arriba, aunque para poner cifras más aproximadas deberíamos saber las cláusulas y cada cuándo revisan los precios de sus pedidos.
Otro detalle que comentan es que las soluciones gráficas sólo son compatibles con ciertos chips de memoria según el firmware de la gráfica por lo que en principio no cualquier chip GDDR6 nos valdría para aumentar la VRAM de una gráfica, aunque como hemos visto en más de una ocasión los modders consiguen hacer funcionar tarjetas con más VRAM de la que montaban de inicio, aunque es cierto que no siempre es un éxito.
Hay otros factores como el hecho de que según que tarjetas requieren de chips con más densidad y no se han listado sus precios, sospechan que tampoco serán desorbitados pero desconocen la cifra. Otras aspectos a tener en cuenta y que aumentan los costes es el contemplar PCBs que permitan chips de memoria en ambos lados ya que esto complica su diseño y el número de capas, normalmente estos PCBs se reservan para tarjetas de gama media y alta.
También esgrimen que el diseño de las tarjetas actuales basadas en chips como Navi 33 y AD106/AD107 fueron hechos en 2020 con unos precios y una demanda muy distinta a la actual usando buses de memoria y PCBs más económicos, pero a su vez nos recuerdan que hace prácticamente un año que hay análisis que auguraban una bajada de precio de la memoria como la que estamos viendo y cuesta creer que los fabricantes de tarjetas gráficas no pudiesen tener unas buenas previsiones de ventas y de costes.
Concluyen que un incremento de poco más de 50 dólares en el precio final de una tarjeta gráfica que pase de 8 a 16 GB sería un precio razonable para la industria por lo que eso es lo que debería costar de más una GeForce RTX 4060 Ti de 16 GB que, previsiblemente, llegará dentro de un mes con un sobreprecio de 100 dólares en su MSRP.
Entendemos todos los argumentos pero está claro que si los fabricantes de memoria necesitan aumentar ventas estarán encantados de renegociar acuerdos con los fabricantes de tarjetas gráficas si éstos les dicen que comprarán el doble de cantidad de sus chips.
Así pues, aunque tiene cierta lógica que la gama medio-baja como son las RTX 4060 y RX 7600 cuenten con apenas 8 GB de VRAM, éstas podrían ajustar a la baja su precio y soluciones que superen los 400 dólares deberían contar con un mínimo de 16 GB sin pestañear, por no mencionar otras cantidades en la gama alta. Las tarjetas gráficas pueden ser caras por varios motivos, pero no por su memoria por lo que recortar en este aspecto no beneficia ni al fabricante ni al consumidor, excepto que se quiera que la gráfica se quede obsoleta y que el usuario compre otra en un plazo de tiempo menor de lo que él desearía.