AMD ha bajado el precio de los Ryzen 7000, pero esto no ha sido suficiente para hacer que las ventas despeguen. Comprar un procesador Ryzen 7000 supone cambiar placa base y memoria, y los precios de las placas base AM5 suelen superar los 200 euros incluso en los modelos más asequibles. Sumar el precio de la DDR5 y el del procesador hace que muchos se lo piensen dos veces antes de saltar a esa plataforma.
También hay que tener presente que el socket AM4 está muy extendido, y que para los que utilizan esa plataforma es más rentable actualizar de un Ryzen 1000, 2000 o 3000 a un Ryzen 5000, porque se ahorran cambiar placa y memoria. Ahora que los Ryzen 5 5500 y 5600 y los Ryzen 7 5700X están tan económicos son actualizaciones muy buenas por valor rendimiento-coste.
Para impulsar la adopción de los Ryzen 7000, en AMD están trabajando con sus socios para diseñar placas base más económicas. El alto coste de las placas base AM5 actuales se debe a la calidad de los componentes, porque están diseñadas para tener una larga vida útil y contarán con soporte como mínimo hasta 2025. Esas nuevas placas base más económicas introducirán recortes para reducir el precio, y prescindirán por completo del PCIe Gen5 a favor del PCIe Gen4.
No hay todavía detalles concretos sobre el precio de venta ni una fecha de lanzamiento, pero lo más seguro es que estas placas base empiecen a llegar en la primera mitad de 2023. El precio debería ser de entre 100 y 150 euros, si AMD realmente quiere llegar a los usuarios con presupuestos más bajos, aunque puede que haya modelos con una calidad mayor que se acaben acercando a los 200 euros, ya ha ocurrido con generaciones anteriores de placas base.
