La posible compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft es una de las operaciones más importantes de los últimos años dentro de la industria de los videojuegos, y también es una de las que más dificultades está enfrentando por todas las dudas que plantea de cara a la libre competencia.
Europa es uno de los continentes que más vueltas le está dando, y parece que Microsoft no lo va a tener nada fácil para conseguir el visto bueno de la autoridad reguladora de la libre competencia en el viejo continente. Como curiosidad, Microsoft sí que lo ha tenido muy fácil en otros países, como Brasil por ejemplo, que ha sido el que ha dado el visto bueno más recientemente a dicha operación de compra.
La Comisión Europea ha pedido explicaciones para entender mejor qué tiene pensado hacer Microsoft, o mejor dicho qué podría hacer, si compra a Activision Blizzard, y de esa manera poder valorar si realmente podría afectar, o no, esa operación de compra a la libre competencia y al libre mercado.
La información que ha compartido Reuters es bastante clara sobre las pretensiones de Europa. Lo que la entidad reguladora de la libre competencia quiere saber es si Microsoft podría quedar en una posición de ventaja competitiva al tener acceso a los datos de usuarios de Activision Blizzard, y también si podría producirse un desequilibrio en el mercado por la falta de alternativas si Microsoft decidiese convertir en exclusivos de Xbox, y del Game Pass, todos los juegos de Activision Blizzard.
Parece que la comisión se olvida de que esos juegos no serían exclusivos de la consola de Microsoft, también se podrían jugar en PC. La única consola donde realmente podrían dejar de estar disponibles es PlayStation, ya que al final al gigante de Redmond le interesaría seguir vendiendo una gran cantidad de juegos, y solo con excluir a la consola de Sony ya tendría ventaja.
Microsoft defiende que la compra de Activision Blizzard sería buena incluso para los usuarios y para los desarrolladores, y también para la industria de los videojuegos, pero las entidades reguladoras no lo tienen tan claro. Son estas las que al final van a tener la última palabra, y parece que no se lo van a poner fácil a Microsoft.
