El pasado otoño Google empezó a ocultar aquellas aplicaciones que no se habían actualizado a las versiones más recientes de Android, una medida con la que la compañía de Mountain View quería evitar que los usuarios descargaran aplicaciones que no eran compatibles con la API más reciente, y que por eso no cumplían con los últimos estándares a nivel de seguridad.
Desde el pasado 1 de noviembre, los usuarios no podían ver o descargar aplicaciones de la Google Play Store que no llegaban al nivel de soporte de API lanzado en los últimos dos años de Android. Este requisito solo se aplicaba a los dispositivos que utilizan una versión de Android superior a la versión objetivo de la aplicación, lo que significa que los terminales con versiones más antiguas de Android no se veían afectados. También se libraban las aplicaciones que ya hubieran sido descargadas previamente por el usuario, ya que estas seguían apareciendo como disponibles aunque fueran muy antiguas.
Ahora, Google planea reducir ese requisito temporal a solo un año, lo que quiere decir que a partir del 1 de agosto cualquier nueva aplicación debe tener como objetivo el soporte de Android 12. Aquellas aplicaciones que no tengan ese soporte quedarán ocultadas, pero siempre manteniendo esas dos excepciones que ya hemos explicado. Si utilizamos Android 10, por ejemplo, las aplicaciones no quedarán ocultadas porque tenemos una versión anterior.
La medida ha generado mucha polémica, ya que muchas aplicaciones antiguas que son perfectamente funcionales, y muy útiles, y otras pertenecen a empresas que ya no están en el negocio y que ya no se van a actualizar más, pero siguen teniendo valor. Parece que Google quiere luchar contra la falta de actualizaciones de las aplicaciones de Android, pero se olvida de que el problema lo tiene en casa, y en el hecho de que muchos fabricantes de terminales Android apenas garanticen dos años de actualizaciones.
