Muchos usuarios no han podido actualizar su tarjeta gráfica, y por eso se encuentran utilizando todavía una solución de hace unos años. God of War no necesita una CPU potente, pero sí que depende mucho de la GPU, algo común en cualquier juego basado en DirectX 11.
Benchmark ha realizado una prueba de rendimiento centrada en medir cómo funciona este juego con una GTX 1050 Ti, y el resultado es que dicha tarjeta gráfica es capaz de ofrecer una experiencia tipo PS4, es decir, resolución 1080p, ajustes en calidad original y medias de 30 FPS no estables. Hay que decir que, como confirmó Digital Foundry en su análisis técnico, los ajustes originales no son totalmente fieles a los de PS4, ya que en algunas cosas quedan un poco por encima, y por eso son un poco más exigentes.
La calidad gráfica que ofrece God of War, incluso con los ajustes originales, es buena, y parece que el juego se puede disfrutar bastante bien con esos ajustes en una GTX 1050 Ti, siempre que no nos importe tener que aceptar esas caídas de FPS que se producen con cierta frecuencia.
Esa GTX 1050 Ti está por debajo de los requisitos recomendados para jugar a God of War en 1080p y 30 FPS con la configuración original de PS4, así que el resultado obtenido es mejor de lo esperado. Para ese nivel, se recomienda una GTX 1060 de NVIDIA, una tarjeta gráfica que ofrece una experiencia muy superior.
Para jugar en 1080p con calidad máxima y 60 FPS fijos, es necesario contar con un equipo bastante potente, porque los ajustes en ultra tienen un gran impacto en el rendimiento. Reducir la calidad a alto ayuda a mejorar mucho la fluidez, y es recomendable en muchas configuraciones. Las tarjetas gráficas Radeon de AMD ofrecen un rendimiento inferior y tienen picos mínimos muy grandes por culpa de la API utilizada, DirectX 11.