Alder Lake-S ha marcado un nuevo rumbo en el sector CPU x86 al combinar núcleos de alto rendimiento con núcleos de alta eficiencia, y ha introducido cambios en la gestión de energía y el consumo que han hecho que sea necesario introducir VRMs en las placas base de mayor calidad, sobre todo para mantener bien alimentados a los procesadores tope de gama cuando estos funcionan a plena carga.
Como ocurrió con las generaciones anteriores, el ecosistema de placas base Z690 va a ser muy amplio y variado. Podremos encontrar placas base con precios muy altos, y también modelos más económicos que estarán diseñados para llegar a aquellos usuarios que no puedan gastar 300 euros o más en una placa base. Esto podría suponer, sin embargo, un problema, ya que según una nueva información esas placas económicas tendrán sistemas VRM que no podrán suministrar, de manera constante, más de 135 vatios a la CPU, un nivel necesario para los chips más potentes de la serie Alder Lake-S.
Como consecuencia de esto, el Intel Core i9-12900K podría verse obligado a reducir su rendimiento máximo hasta en un 30%, mientras que el Intel Core i7-12700K podría perder hasta un 25% de rendimiento. Otros procesadores menos exigentes, como el Intel Core i5-12600K, podría perder hasta un 9% de rendimiento.
Para alimentar a un Core i9-12900K es necesario contar con un sistema VRM de 10+1 fases y 50 amperios. Todo lo que sea inferior, podría ser un cuello de botella por lo que hemos dicho. Las placas base de gama alta superan de sobra ese nivel, pero las más económicas pueden quedarse cortas. Habrá que tener mucho cuidado a la hora de elegir nuestra nueva placa base para Alder Lake-S, y si hablamos de la gama media y gama baja todavía más.
