La escasez de consolas de nueva generación está motivada por la alta demanda, y también por la escasez de chips, y de otros materiales importantes, que se mantiene en la cadena de producción desde hace tiempo, pero el impacto de los revendedores y especuladores es algo que tampoco debemos tomarnos a la ligera.
Desde que se produjo el lanzamiento de PS5 y Xbox Series X, hay grupos especializados con muchos recursos económicos cuya única actividad es controlar el mercado. Actúan de una manera muy sencilla, monitorizan cualquier disponibilidad de stock, ya sea a corto o a largo plazo, y se preparan para hacerse con todas las unidades que puedan, evitando así que el mercado se recupere.
Al no permitir que se reponga el stock, y al no producirse esa recuperación del mercado, el consumidor no puede encontrar una PS5 o una Xbox Series X disponible de forma directa y a su precio recomendado, por lo que se sigue viendo obligado a recurrir al mercado de reventa, y a aceptar precios disparatados si no quiere tener que seguir esperando a conseguir una consola por otras vías.
Lo que ha ocurrido ahora con la nevera inspirada en Xbox Series X es todo un ejemplo de que hemos subestimado el daño de la reventa y la especulación. Esta réplica de la consola, que no es más que una nevera pequeña, se ha agotado casi al instante en su etapa de precompras, donde tenía un precio de 99 dólares, y los especuladores ya la están ofreciendo a un precio de hasta 300 dólares, el triple de su precio recomendado.
Creo que lo preocupante de todo esto es pensar hasta dónde vamos a llegar si esta tendencia continúa. Comprar cosas y drenar de forma artificial el mercado para revenderlas al doble o al triple de su precio no debería estar permitido desde hace mucho tiempo.
