Llevamos casi tres días con Windows 11 entre nosotros y mucha gente ya está realizando los primeros pasos con lo nuevo de Microsoft con opiniones muy distintas. Parece que la migración de Windows 10 al nuevo S.O. funciona bastante bien y volver atrás también. La mayoría de programas funcionan correctamente y los mayores problemas están en adaptarse al nuevo interfaz y a la criticada barra de tareas que ha perdido funcionalidades.
De momento no hemos leído acerca de problemas catastróficos como podrían ser la pérdida de datos o inestabilidades graves, pero sí de algunas incompatibilidades puntuales que ya comentamos el martes y hemos leído que aún no se han solucionado algunas fugas de memoria con el explorador.

Sin embargo esta primera buena impresión terminó ayer al ver un corto, pero preciso, comunicado de AMD en el que se indicaban dos problemas graves de rendimiento de sus procesadores Ryzen con Windows 11 y eso es bastante grave porque oficialmente Windows 11 sólo funciona con procesadores AMD Ryzen de segunda generación o posterior, por lo que a la práctica no hay procesador de AMD que hoy por hoy rinda correctamente con el nuevo S.O. de Microsoft.
El listado completo de los procesadores de AMD compatibles con Windows 11 está aquí.
El primer problema provoca un aumento de hasta tres veces la latencia de la caché L3 de los procesadores AMD Ryzen de forma que con un simple test de AIDA64 podemos verlo/detectarlo de forma muy clara. Según la propia AMD este aumento de la latencia puede significar una pérdida de rendimiento en aplicaciones de entre un 3 y 5%, sin embargo en juegos la pérdida puede oscilar entre el 10 y el 15% de rendimiento, algo ya bastante significativo.
El segundo problema está en el renovado administrador de tareas que no gestiona correctamente el sistema de núcleos preferidos de AMD (preferred cores - UEFI CPPC2). Esto significa que en tareas de pocos hilos Windows no da prioridad para que los dos núcleos más rápidos de los procesadores de AMD sean los que trabajen con dichas tareas. Ahí no se mencionan cifras de pérdida de rendimiento, pero sí indican que los procesadores con más de 8 núcleos y con TDPs de más de 65W son los que se verán más afectados.
El comunicado entero a continuación:

Afortunadamente en el mismo comunicado leemos que AMD está trabajando junto a Microsoft para solucionar ambos problemas de rendimiento lo antes posible y en ambos casos esperan tener listas las correcciones este mismo mes de octubre, cosa que en caso de cumplirse se producirá durante el tiempo prudencial en el que no se recomienda migrar a un S.O. de Microsoft nuevo.
Si algo se ha criticado a Microsoft es el gran recorte de procesadores soportados con Windows 11 sin una explicación convincente más que tener un S.O. rápido, eficaz y seguro. Tras dicho recorte Microsoft sólo tenía deberes para tres tipos de procesadores: los Intel Core herederos de la ya más que conocida arquitectura Skylake (y sólo los de 8ª generación o superior), los futuros procesadores híbridos con arquitecturas big.LITTLE (Alder Lake) y finalmente a los procesadores AMD Ryzen (a partir de Zen+). Aún falta un mes para el debut de Alder Lake, así que de los dos tipos de procesadores que hay ahora en el mercado Windows 11 sólo rinde correctamente con uno de ellos.