Intel ha estado utilizando el nodo de 14 nm durante seis años. El primer procesador de consumo general de la compañía basado en ese proceso llegó en 2015, y se encuadró en la arquitectura Broadwell, aunque tuvo una vida muy corta. Poco después llegó Skylake, una de las mejores generaciones recientes de Intel, y un salto notable frente a Haswell.
A partir de ahí, el nodo de 14 nm ha acompañado Intel hasta el pasado lanzamiento de los procesadores Rocket Lake-S, que utilizan la arquitectura Cypress Cove, pero recurren al proceso de 14 nm+++, en vez de dar el salto a los 10 nm. El primer procesador de consumo general de Intel que utilizó los 10 nm fue el Core i3-8121U, basado en Cannon Lake, pero fue más un experimento que otra cosa.
Intel dará el salto a los 10 nm de forma plena en su línea de CPUs de alto rendimiento para escritorio con Alder Lake-S, una generación que llegará al mercado en noviembre, según las últimas informaciones. Mientras esperamos a ver los primeros análisis, podemos repasar los últimos seis años de historia de Intel y su aventura con los 14 nm gracias a los chicos de Hardware Unboxed, que han publicado un interesante vídeo donde valoran las mejoras de rendimiento que ha conseguido Intel manteniendo el nodo de 14 nm.
El vídeo es interesante, pero echamos en falta la presencia de procesadores de las series Core de sexta, séptima y octava generación. Es una pena que se hayan limitado a utilizar el Core i7-5775C, y que no hayan introducido otros como el Core i7-6700K.
En cualquier caso, la comparativa confirma lo que era un secreto a voces, que las mejoras de rendimiento que ha logrado Intel fueron, desde la llegada de Skylake, bastante pequeñas. El Core i3-10105F, que es lo más cercano al Core i7-5775C, logra imponerse a este, pero la diferencia es, en algunos casos, mínima.