Hace tiempo que la carrera de los MHz quedó en un segundo plano dentro del sector de CPUs de consumo general de alto rendimiento, aunque en los últimos años Intel se vio obligada a recurrir a ella para poder aguantar el tipo frente a los constantes incrementos de IPC que lograba AMD con sus arquitecturas Zen+, Zen 2 y Zen 3.
Al utilizar una arquitectura de núcleo monolítico, Intel pudo romper la barrera de los 5 GHz con todos los núcleos activos, mientras que AMD se quedó a las puertas (en la franja de los 4,7 GHz-4,8 GHz). Esa pequeña diferencia de frecuencia era suficiente para inclinar la balanza del rendimiento a favor de Intel en muchas pruebas, pero la situación cambió con Zen 3. La mejora que introdujo a nivel de IPC fue tan grande, que ya Intel no podría seguir apoyándose en las frecuencias de trabajo.
Benchmark ha compartido una interesante comparativa donde analizan la diferencia que marca, en términos de rendimiento, la frecuencia de trabajo en juegos. Para ello, han utilizado un Intel Core i7-10700K funcionando a 4 GHz, 4,5 GHz y 5 GHz, y han configurado todos los juegos en 1080p, una resolución donde la CPU tiene un impacto mayor.
La frecuencia de trabajo marca una diferencia clara, aunque su peso varía en función de cada juego. Por ejemplo, en Hitman 3, a 4 GHz, la media de FPS ronda los 157, mientras que a 5 GHz logra medias de 180 FPS sin problema (dependiendo de cada escena). En Cyberpunk 2077, la diferencia es menor, pero existe. A 4 GHz, la media es de 91 FPS, mientras que a 4,5 GHz sube hasta los 99 FPS, y a 5 GHz queda en 105 FPS. En este juego, lo más interesante es que hay una mejora enorme de los FPS mínimos al llegar a 4,5 GHz.
Esta tendencia se mantiene en casi todos los juegos, aunque en algunos como Far Cry New Dawn, Horizon Zero Dawn, Red Dead Redemption 2 y Assassin's Creed Valhalla las diferencias son mínimas.