La escasez de semiconductores está haciendo mucho daño al sector tecnológico, y no tiene pinta de que vaya a mejorar de forma notable ni siquiera a lo largo de 2022. Las fuentes más optimistas sostienen que, dentro de unos meses la cosa empezará a mejorar, pero las informaciones que ofrecen minoristas y operadoras apuntan en otra dirección.
Es cierto que durante los últimos meses la producción de semiconductores ha crecido, y que los grandes jugadores del sector están tomando medidas para aumentar su capacidad productiva, pero esto no es algo que se pueda implementar de un día para otro. Requiere de un periodo de tiempo determinado que, en muchos casos, puede superar sin problemas el año.
A lo anterior hay que sumar los rebrotes de la COVID-19 que están teniendo lugar en zonas de Malasia y Vietnam, algo que no está ayudando precisamente a acelerar la recuperación del sector tecnológico.

Según un informe de Wave7, durante la primera fase de escasez de semiconductores, los dispositivos más afectados fueron los terminales Android de gama baja. Esto hizo que compañías como Samsung tuvieran problemas de suministro. Qualcomm también fue otra de las grandes perjudicadas, ya que no podría producir suficientes chips Snapdragon de gama baja y de gama media, y Xiaomi lanzó un mensaje de alerta diciendo que era solo cuestión de tiempo hasta que esto acabase afectando también a los chips de gama alta, algo que, al final, se cumplió.
Una escasez de chips unida a una alta demanda implica un aumento de los costes, y del precio de los productos que los utilizan. En el caso de Apple, la situación ha sido muy distinta. La compañía de la manzana está viviendo con relativa tranquilidad esta situación, y todo parece indicar que se debe a su "fuerza de negociación", que le habría permitido asegurar un suministro de chips estable, en detrimento de otras empresas que han tenido que apañárselas como han podido.
Apple tiene pendiente el lanzamiento del iPhone 13, un smartphone que llegará en septiembre de este año. Será interesante ver si dicho smartphone acaba teniendo problemas de disponibilidad, o si por el contrario acaba llegando en cantidad suficiente para cubrir la demanda.