Un estudio publicado en la revista Nature confirma que Google ha utilizado, con éxito, una red neural basada en el aprendizaje profundo, e inspirada en el funcionamiento del cerebro humano, para crear una inteligencia artificial que es capaz de diseñar chips que son más potentes que aquellos diseñados por humanos.
Los chips que ha diseñado esta inteligencia artificial son más potentes, pero el proceso de diseño también es más eficiente y se completa en menos tiempo, lo que hace que los chips diseñados por humanos no queden en buen lugar, según los resultados de este estudio.
El proceso de diseño de un chip tiene un paso clave, que es donde ha entrado en juego esta inteligencia artificial, y es la etapa de planificación y agrupación de los macrobloques que forman un chip. Los humanos tienden a colocar esos macrobloques como vemos en la imagen, y esto puede llevarles desde semanas a meses. Esta inteligencia artificial puede completar el proceso en seis horas, y además consigue una colocación más compleja pero al mismo tiempo más efectiva.
La colocación de los macrobloques es muy importante, y determina la potencia real que podrá ofrecer un chip. Si estos se colocan de una forma ineficiente, las señales eléctricas que tienen que atravesar sus diferentes componentes podrían tardar más en llegar, o encontrarse con obstáculos o secciones mal planteadas que acaben limitando y reduciendo su potencial real.
Esta inteligencia artificial puede trabajar mejor que los humanos diseñando la distribución base de los macrobloques de un chip, puede hacerlo en menos tiempo, y además es capaz de abordar problemas nuevos en la colocación de esos macrobloques que los humanos no se habían atrevido a afrontar hasta el momento. Una inteligencia artificial no es capaz de crear un chip por sí sola, pero puede ayudar a mejorar los diseños existentes.
