Los smartphones flexibles se han convertido en una de las evoluciones más importantes dentro del sector. No solo permiten introducir nuevos diseños y formatos, sino que además dan a los fabricantes la posibilidad de rescatar diseños "antiguos" bajo un halo de novedad muy interesante. El Motorola Razr 2019 es uno de los mejores ejemplos, con su diseño tipo concha y su panel flexible plegable en horizontal.
A pesar de su indudable atractivo, los terminales flexibles tienen un problema importante, y es que su durabilidad y su vida útil es mucho menor que la que presentan los smartphones con un diseño tradicional. Para solucionarlo, los grandes del sector smartphone van a utilizar láminas de cristal ultradelgado, un material que añade una capa de protección importante que puede actuar tanto a nivel externo como a nivel estructural.
El cristal ultradelgado debería ofrecer, a nivel externo, una mayor protección contra arañazos que las láminas de plástico que han venido utilizando algunos fabricantes. El plástico no se fractura con las caídas, pero es demasiado blando y se araña con el simple roce de una uña.
A nivel estructural la mayor rigidez del cristal ultradelgado debería representar también una mejora considerable, aunque hasta que no tengamos las primeras pruebas de resistencia sobre la mesa es imposible sacar conclusiones precisas.
Los smartphones flexibles todavía se mantienen como un producto "de nicho" que no ha terminado de despegar, pero para la mayoría de los expertos del sector representan el camino a seguir a medio y largo plazo, es decir, son el futuro de la industria.