Ha sido uno de los momentos más esperados del CES de este año, Intel ha realizado una demostración de su GPU dedicada DG1, una solución que en principio irá dirigida a la gama baja y que contará con un total de 768 shaders.
Se espera que el rendimiento de la DG1 sea un 23% más alto comparado con la solución integrada que montarán los procesadores Tiger Lake U, basados en el proceso de fabricación de 10 nm++.
La demostración que ha realizado Intel ha sido bastante discreta, ya que no han hablado de especificaciones concretas y tampoco han soltado prenda sobre el rendimiento ni la configuración utilizada, pero podemos sacar algunas impresiones del vídeo adjunto.
Destiny 2 no es un juego mal optimizado ni tampoco es muy exigente. Ofrece una buena relación entre requisitos y calidad gráfica, pero para disfrutar de una buena experiencia en 1080p con calidad muy alta necesita, como mínimo, de una tarjeta gráfica al nivel de las RX 570 de 4 GB y GTX 1060 de 3 GB.
En el vídeo se aprecian tirones y una falta de fluidez bastante evidente, lo que sugiere que Destiny 2 se mueve a 30 FPS con algunas caídas ocasionales en la Intel DG1. La calidad gráfica tampoco es especialmente buena, hay dientes de sierra muy marcados, la calidad de las texturas resulta algo pobre y las sombras tampoco destacan.
He jugado mucho a Destiny 2 y creo que la configuración que ha utilizado Intel parte de una resolución 1080p con calidad media-baja, y que el valor de rendimiento ronda los 30 FPS. Se espera que la Intel DG1 tenga un precio de menos de 100 dólares.