Los chicos de NJ Tech han publicado una prueba de rendimiento en la que analizan el potencial que es capaz de ofrecer una configuración bastante económica pero competente para jugar en 1080p.
El equipo que han utilizado consta de un Core i5 9400F de Intel, que suma seis núcleos y seis hilos, 16 GB de DDR4 a 2.666 MHz y una GTX 1060 de 6 GB, que cuenta con 1.280 shaders, 80 TMUs, 48 ROPs, bus de 192 bits y 6 GB de GDDR5 a 8 GHz.
Los resultados son muy interesantes. Por un lado se confirma que esta configuración es capaz de ofrecer una buena experiencia en 1080p con calidades máximas en todos los juegos actuales, pero también podemos ver que se ha producido un aumento importante en las exigencias de los últimos juegos triple A.
Por ejemplo, Metro Exodus en calidad ultra y DirectX 12 mantiene medias de 40-50 FPS, y tiene caídas a 30 FPS. Con Shadow of the Tom Raider también vemos que resulta imposible llegar a medias de 60 FPS estables si configuramos la calidad gráfica al máximo.
No es grave, ya que podríamos bajar la calidad al nivel "Muy Alto" o "Alto" y conseguir ese extra de fluidez con un sacrificio mínimo.