Nintendo Switch es una consola híbrida que podemos utilizar tanto en modo dock como en modo portátil, una dualidad que la gran N ha suprimido con Nintendo Switch Lite, una consola que está pensada para ser utilizada únicamente como portátil, ya que no es compatible con el dock.
Este enfoque de consola híbrida ha obligado a Nintendo a jugar con las velocidades de trabajo de la GPU y la CPU que utiliza Nintendo Switch. En modo portátil las frecuencias se reducen por tema de consumo y autonomía, y en modo dock aumentan para dar un impulso al rendimiento general del sistema.
DigitalFoundry ha querido comprobar hasta qué punto puede mejorar su desempeño la consola de la gran N cuando se aplica overclock a la CPU y a la GPU, y han llevados frecuencias de trabajo hasta los 1.785 MHz y 921 MHz, respectivamente. En modo dock funcionan por defecto a 1.020 MHz y 768 MHz.
Ese overclock ayuda a mejorar tanto la fluidez de los juegos como la calidad de imagen. Por ejemplo, en Doom 2016 los problemas de sincronización de FPS se resuelven casi por completo, algo que también ocurre en Wolfenstein: Youngblood, un juego que además se ve un poco mejor debido al escalado de resolución dinámica, que mantiene resoluciones más elevadas durante más tiempo gracias al aumento de rendimiento de la CPU y la GPU.
También hay casos en los que la experiencia no mejora por el cuello de botella que representa la memoria LPDDR4, que funciona a 1.600 MHz, como The Legend of Zelda: Breath of the Wild, por ejemplo. Las temperaturas y el consumo aumentan, pero no de forma alarmante, ya que pasan de los 60 a los 67 grados y de los 16 a los 20 vatios.