Al final Samsung ha tenido que volver a retrasar el Galaxy Fold, un smartphone que fue presentado el pasado mes de febrero y que todavía sigue sin tener claro su futuro.
El anuncio se resolvió de una manera acertada y espectacular, gracias no solo a la demostración que hizo Samsung (estuvo perfectamente orquestada y ejecutada), sino también gracias al propio diseño del terminal y a sus especificaciones. No era un smartphone flexible más, era un terminal premium, con un acabado atractivo que prometía unir lo mejor de un móvil y una tablet manteniendo un rendimiento de primera.

Cuando comenzaron los primeros envíos para análisis empezaron a surgir los problemas que llevaron a Samsung a retrasar el lanzamiento del terminal. Se descubrió un problema a nivel de diseño que hacía que la pantalla exterior (la plegable) quedara inutilizada tras apenas unos pocos pliegues.
Samsung dijo que esto se debía a que algunos analistas habían retirado el protector de pantalla, que era una parte fundamental de la estructura del terminal, pero ocurrió incluso en aquellos que lo habían mantenido, así que estaba claro que era un fallo de diseño. Según las informaciones más recientes está asociado a la bisagra y al espacio que queda en la zona de pliegue de la pantalla, así que no debía ser complicado de resolver.
Con todo, está claro que Samsung no quiere más errores y prefiere retrasar el lanzamiento antes que lanzar algo de lo que no está del todo seguro. Hacen bien, lo último que necesitan es otro escándalo ahora que han superado el caso Galaxy Note 7.