El mercado de la telefonía móvil está atravesando un momento interesante para unos y complicado para otros. Es el caso de Samsung, que está viendo cómo sus teléfonos móviles pierden "gancho". El próximo Galaxy S10 supone el décimo aniversario de la familia Galaxy que ha ido acumulando éxito tras éxito hasta llegar a las generaciones actuales, desde la 7 a la 9, en la que las críticas y las ventas no han sido demasiado favorables. De momento, parece que el departamento de I+D se ha puesto a trabajar en serio, a resultas de lo cual se presentará un terminal plegable en los próximos meses, y parece que el Galaxy S10 presentará un diseño bastante rompedor, incluyendo una pantalla frontal perforada para alojar la cámara.
El CEO de la división de telefonía de Samsung, DJ Koh, está apostando a la grande para cambiar las tornas en la división de telefonía, tras una reducción del 30% en los beneficios de la división en el último trimestre, y del 10% anualmente. Incluso hay críticas internas desde otros puestos ejecutivos de la compañía tras visitar diferentes tiendas de telefonía en Europa, y comprobar de primera mano cómo los terminales Samsung ya no compiten bien con otros fabricantes y modelos.
Parece que las razones para la ausencia de innovación en las últimas generaciones de terminales es una rígida estructura interna que impide que se tomen decisiones a tiempo para llevar al mercado. En países como India, Samsung era líder, pero ha sido desbancada por Xiaomi en los últimos trimestres. En China, Samsung tiene una cuota de mercado de menos del 1% tras cinco fabricantes locales. El fantasma de Nokia está siempre acechando a los grandes. Por lo pronto, Samsung ha estado viviendo de las rentas y manteniendo elevados precios por terminales que eran básicamente los mismos que los de generaciones anteriores. Y eso pasa factura.
