Uno de los encargados del mantenimiento de Linux ha advertido acerca de los riesgos de seguridad asociados a los terminales móviles a pesar del esfuerzo de los desarrolladores para minimizar sus efectos. La razón estriba en que los vendedores actúan de un modo descoordinado y sin políticas para actualizar el kernel de Linux, por lo que los trabajos realizados por los desarrolladores en esta dirección no se ven reflejados en los dispositivos.
Hay que recordar que Android funciona sobre el kernel de Linux, que tiene versiones actualizadas cada semana del kernel estable. Aparte del Google Pixel, muchos terminales Android no incluyen medidas de seguridad reforzadas como las que se introducen periódicamente en los nuevos kernel, por lo que los terminales son vulnerables. Para Greg Kroah-Hartman, encargado del mantenimiento del kernel de Linux, es esencial que los fabricantes tomen medidas.
Él mismo comprobó el estado del kernel en los terminales tope de gama del momento actual basados en el kernel 4.4 y solo uno de ellos estaba actualizado. Greg está ya trabajando con todos los implicados para resolver este problema, porque no es un problema menor. Están implicados desde los fabricantes de los SoC hasta las operadoras. Y tienen que hacer llegar el kernel a los dispositivos. En los entornos empresariales sí que hay un cuidado especial en este aspecto, pero en movilidad no.
