La Casa Blanca ha venido culpando a los videojuegos de los últimos tiroteos que se han producido en suelo estadounidense. En su opinión la culpa no la tiene el (casi) libre acceso a las armas que tienen sus ciudadanos, sino la violencia en los videojuegos.
Hace unos días publicaron un vídeo mostrando escenas de juegos violentos que fueron debidamente etiquetados y clasificados por edades en función de sus contenidos, igual que ocurre con las películas o con las series violentas, una manipulación rebuscada que ha recibido una respuesta magistral por parte de Games for Change.
El vídeo que ha publicado Games for Change se centra en mostrar la belleza, el arte y los valores que reúnen los videojuegos y pone en evidencia que éstos son algo más que una forma de ofrecer violencia gratuita, pero esto no interesa al ejecutivo de Estados Unidos, que en el fondo sólo ha buscado un chivo expiatorio.
La polémica por los videojuegos violentos ha sido un tema cíclico que se ha utilizado en función de los intereses de cada situación concreta, ya sea por la necesidad de buscar un culpable de una tragedia concreta o para desviar la atención sobre el auténtico responsable de otra. En esta ocasión estamos ante el segundo caso.