La realidad virtual tiene en las pantallas de las gafas un cuello de botella importante. Son pantallas con una densidad de píxeles baja, muy cerca de los ojos y con unos sistemas ópticos entre la pantalla y los ojos que hace de lupa. Así, se acaban por ver los píxeles, y más aun si la pantalla es AMOLED Pentile.

Ahora, Google está trabajando con Sharp para conseguir mejores pantallas para la realidad virtual con tecnología OLED de hasta 20 Mpx por ojo. Concretamente estamos hablando de diez veces más megapíxeles que ahora, lo cual supera los objetivos iniciales de 4K por ojo para 2021. Para alinear la tecnología con la capacidad del ojo se necesitan densidades de píxeles mucho mayores que ahora.
Además, no solo se trata de aumentar la resolución: tiene que hacerse sin sacrificar las tasas de frames, que deberían estar entre 90 y 120 fps. Esto supone mover datos con tasas de transferencia de entre 50 y 100 Gbps. Para ello se tienen que usar técnicas como el renderizado "foveado" y seguimiento del ojo para aumentar la eficiencia en cuanto a la cantidad de datos que haya que manejar durante las sesiones con aplicaciones de realidad virtual.
El renderizado foveado y el seguimiento del ojo permiten que solo se renderice con alta calidad una zona de la pantalla, concretamente la que está delante de nuestro ojo, reduciendo la calidad de los elementos que caen dentro de las zonas periféricas de visión, donde no podemos percibir tanto detalle, por lo que sería un desperdicio de recursos mostrar en esas regiones las imágenes con la máxima calidad.