
Un análisis de rendimiento del Intel Hades Canyon NUC ha confirmado lo que nos esperábamos, que la unión de CPU Core y GPU Radeon RX Vega ha sido capaz de crear por fin soluciones para dar forma a equipos gaming compactos.
El Intel Hades Canyon NUC cuenta con un MCM (módulo multi-chip) que integra por su lado CPU un Core i7 8000 de Intel basado en Coffee Lake con cuatro núcleos y ocho hilos a 3,1 GHz-4,2 GHz, modo normal y turbo. Por el lado GPU viene con una Radeon RX Vega que suma 1.536 shaders y cuenta con 4 GB de memoria HBM2 dedicada sobre un bus de 1.024 bits.
Al contar con memoria dedicada y disponer de un buen ancho de banda esa GPU puede desarrollar todo su potencial y obtiene unos resultados impresionantes, tanto que es capaz de mover juegos actuales sin problemas en calidades máximas y resoluciones 1080p, algo que ninguna GPU integrada había sido capaz de conseguir.
El consumo del equipo es muy bajo ya que ronda los 140 vatios, pero las temperaturas de trabajo de la CPU son altas ya que llega a superar los 70 grados. Resulta sorprendente ver que las temperaturas de la GPU no llegan en ningún momento a los 60 grados, lo que significa que la arquitectura Vega es muy eficiente en configuraciones inferiores a los 2.000 shaders.

