El lanzamiento de Windows 10 estuvo marcado por la polémica. La posibilidad de actualizar gratis desde Windows 7 y Windows 8.1 acabó siendo más un problema que un regalo para los usuarios, especialmente para aquellos que acabaron con una actualización "forzada" que los dejó con un sistema operativo que realmente no querían.
Aunque la actualización gratuita iba a ser algo temporal Microsoft la ha mantenido hasta hace nada dejando abiertas "opciones secundarias". Una de ellas era la actualización a través de las soluciones de asistencia para personas con necesidades especiales, y la otra (que aún se mantiene) es la que permite actualizar sin coste utilizando una licencia válida de Windows 7 o Windows 8.1 para activar una instalación de Windows 10.
También se confirmó a los pocos meses de su lanzamiento que Windows 7 iba a ser el peor enemigo de Windows 10. Es curioso pero cierto: los de Redmond tenían al enemigo en casa y parece que eran conscientes de ello desde el inicio, ya que si no no creemos que hubiesen apostado por ofrecer actualizaciones gratuitas a Windows 10 desde su debut.
Según los datos de StatCounter Windows 10 por fin ha conseguido superar en cuota de mercado global a Windows 7, un logro que le ha costado a Microsoft dos años y medio y ofrecer actualizaciones gratuitas durante todo ese periodo. Sin esas actualizaciones gratuitas es seguro que Windows 10 no habría tenido tanto éxito, y que probablemente hoy todavía estaría muy lejos de Windows 7.
