Los dispositivos con capacidad para autodestruirse son más un elemento de películas de espías que un logro científico, pero parece que se está en vías de conseguirlo, y además de un modo limpio, seguro y hasta accionable a voluntad remotamente.
Los dispositivos electrónicos con capacidad de autodestrucción son parte de una tendencia nueva llamada electrónica transitoria. Hasta ahora, la destrucción de dispositivos tenía efectos colaterales negativos como la necesidad de usar elementos adicionales tales como agua en el caso de componentes solubles. En otros casos la destrucción se activa mediante un aumento de temperatura, lo cual puede ser peligroso para el entorno.

Ahora, investigadores de la Universidad de Cornell y la división Aeroespacial de Honeywell han demostrado cómo se pueden vaporizar circuitos electrónicos de un modo mucho más amigable y seguro. Este método no precisa de elementos adicionales y tampoco origina residuos contaminantes. Así, se podría aplicar este método en escenarios biomédicos.
Los componentes vaporizables están fabricados a base de dióxido de silicio unidos a un recubrimiento de policarbonato. Dentro de este recubrimiento hay cavidades microscópicas que contienen componentes tales como rubidio susceptibles de reaccionar térmicamente y descomponer los microchips.
La vaporización se puede activar remotamente mediante ondas de radio o métodos similares. Una vez activada la descomposición, las válvulas que contienen los elementos reactivos se abren para descomponer los circuitos electrónicos.
Este tipo de chips pueden aplicarse en escenarios de monitorización ambiental, IoT o aplicaciones diversas tanto civiles como militares.