Microsoft lanzó Windows 8 en octubre de 2012. Desde sus inicios fue un sistema operativo que generó un fuerte rechazo, tanto que algunos llegaron a considerarlo como "Windows Vista 2". El propio gigante de Redmond pareció reconocer el problema tras hacer "limpieza" de ejecutivos entre los responsables de dicho sistema operativo.
El lanzamiento del parche que actualizaba a Windows 8.1 y los cambios introducidos con él también venía a ser como un reconocimiento de culpa claro por parte de Microsoft, que puso un poco de orden en dicho sistema operativo y al final consiguió darle un acabado más acorde a lo que esperaban los usuarios.
A pesar de esos cambios su éxito fue muy modesto y no logró ni de lejos la aceptación que tuvo Windows 7, un sistema operativo que todavía hoy compite de tú a tú con Windows 10 y que parece llamado a convertirse en el nuevo Windows XP (por longevidad).
Poco a poco ambos sistemas operativos, Windows 7 y Windows 8.1, van envejeciendo y su ciclo de soporte se va agotando. Hace un par de días le tocó el turno a Windows 8.1, que terminó la fase de soporte estándar y entró en fase de soporte extendido.

En este nuevo ciclo dicho sistema operativo sólo recibirá actualizaciones de seguridad y correcciones de errores, es decir lo estrictamente necesario para mantener su "viabilidad". Este soporte extendido terminará el 10 de enero de 2023.