Bitcoin se ha convertido en la criptomoneda más popular y también en la más valiosa que existe actualmente. A principios de 2017 logró superar los 1.000 dólares por unidad y a principios de diciembre ha superado los 12.500 dólares, un valor que sugiere que podría acabar el año muy cerca de los 14.000 dólares.
Ese enorme crecimiento sigue generando polémica entre los que son partidarios del Bitcoin y los que no. Hay opiniones muy dispares, pero los principales expertos y organismos públicos nacionales y supranacionales coinciden en que Bitcoin está rodeada de una burbuja que no hace más que hincharse de manera injustificada, y que las consecuencias de su explosión podrían ser muy graves.
Su constante crecimiento está atrayendo a nuevos inversores que hacen caso omiso de las advertencias y Bitcoin tampoco ha pasado inadvertida para los cibercriminales, que están desarrollando malware diverso (virus de tipo troyano y de gusano) para lanzar ataques que les permitan obtener dicha criptodivisa.
Otra forma ilegal de hacer negocio está en el lanzamiento de ataques DDoS de forma sincronizada contra servicios conocidos que permita tumbarlos durante largos periodos de tiempo, lo que facilitaría el lanzamiento de rumores y falsas informaciones que ayuden a manipular los precios al alza o a la baja.
Se estima que un 73% de los sitios que ofrecen servicios relacionados con Bitcoin han recibido algún tipo de ataque este trimestre, un dato que confirma el interés de los cibercriminales.
